¿Existen los pecados capitales y financieros?

Hemos escuchado hablar en alguna ocasión sobre los siete pecados capitales incluso Dante Alighieri en La Divina Comedia, nos dicen que éstos son la lujuria, la gula, la avaricia, la pereza, la ira, la envidia y la soberbia. 

Aunque pareciera imposible estos siete pecados capitales sí se pueden aplicar en el mundo financiero.  En este sentido, el que comete el pecado de la lujuria, obviamente no lleva sus finanzas en orden y tiende a endeudarse innecesariamente buscando satisfacción inmediata a sus deseos. La lujuria "del gasto" puede ser una fuerza incontenible que le puede hacer perder el control y se asocia a la falta de madurez y control sobre los impulsos.

La gula o el ansia imparable de comer y comer aún sin tener hambre, es la "enfermedad" o es el pecado que cometen las personas que gastan irreflexiva o impulsivamente su dinero en cosas superfluas. Los malls y almacenes, discotecas y otros sitios son esos lugares donde se peca de gula.
 
Codicia, ambición desordenada o deseo vehemente es un pecado que nos hace querer todo rápido y/o a toda costa. La codicia tiene su contraparte en la vida comedida, ordenada. Vivir el momento sin pensar el en futuro, excederse con los préstamos financieros y tomar el camino rápido, pero no el más seguro, para obtener más ganancias, son ejemplos de codicia financiera. No deberíamos endeudarnos para adquirir algo que en verdad no precisamos, si no tenemos el dinero para comprarlo ahora.

La ira es otro pecado, pero resulta de un autocastigo que nos imponemos como consecuencia de las malas decisiones financieras que tomamos a veces. Responsabilizamos a otros de una mala decisión cuando en verdad es nuestra culpa. 

La envidia es uno de los más frecuentes pecados capitales y en verdad mata. Mata el espíritu, mata los mejores pensamientos y contamina nuestro entorno interior y exterior. La envidia le puede mover a tomar decisiones financieras equivocadas y costosas. Busque las razones que le podrían inducir a ser envidiosa o envidioso y trabaje sobre ellas. Al final ganará usted más que quien envidia.
 
La soberbia nos puede cegar y hacernos pensar que somos tan inteligentes que controlaremos el entorno y por ende, jamás cometeremos errores financieros que nos lleven a un endeudamiento exagerado y a malas inversiones. Subestimar al mercado o a los gastos que la vida trae puede significar una caída dolorosa si no hemos ahorrado para emergencias o si no contamos con algún plan de emergencia económica. 

La pereza es otro muy frecuente pecado capital y se asocia con el desinterés, la ausencia de un esfuerzo que haga que todo valga la pena. La falta de interés en las finanzas y el conformismo son pecados en los que es fácil caer, pero también no querer hacer un presupuesto ni llevar un control del mismo se asocia a la pereza.
 
La pereza le puede hacer gastar de más al no querer buscar oportunidades de ahorro en lo que compra. En Estados Unidos, según una investigación, el 34% de los propietarios de una casa no sabe qué tipo de hipoteca tiene. 

Así mismo, pocos son los que se esfuerzan por enterarse de qué planes de ahorro les conviene y aprender más sobre cómo manejar su economía. Los pecados capitales vistos en conjunto son hoy, para muchas personas, el pan de cada día, y en la medida en que seamos conscientes de su impacto en nuestras vidas, tanto más fácil será vivir sin ser víctimas de su efecto en nuestras finanzas personales.

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Nota

Esta página solamente procura brindarle información y un panorama muy general sobre el mundo de las inversiones y no pretende inducirle a tomar decisiones de inversión, forma de ahorro o ganar dinero basándose en el texto presentado.