La mesada o el domingo: Una forma de enseñar a los hijos a administar el dinero

La sociedad actual es altamente consumista y materialista y surge la siguiente interrogante, ¿Cómo podemos como padres evitar que nuestros hijos sigan esta corriente?

La respuesta no resulta fácil.  Sin embargo, es necesario que los padres puedan dedicar un tiempo y espacio en la educación del manejo del dinero.  

No es algo que debe ser tomado a la ligera, hay que planificar y se empieza con el valor que le damos al dinero en casa, bien producto del trabajo, que a nadie regalan, y que tiene un propósito.

La mesada (también llamada en algunos países como domingo) no es más que una pequeña cantidad de dinero que se pasa periódicamente a los chicos. La mejor edad para comenzar a dar mesada será aquella en la que el niño demuestre cierto grado de responsabilidad (entre los siete y ocho años).

No se recomienda que sea como una paga por cumplir con sus propias responsabilidades (arreglar el cuarto y, mucho menos, por sacar buenas calificaciones). Convivir en familia tiene un costo que debe ser medido en satisfacciones.  El niño debe decir "recojo mi ropa sucia y llevo mi plato de la mesa a la cocina porque aprecio vivir en una casa limpia y estoy consciente del cansancio propio y de los que conviven conmigo; así todos estamos menos cansados y tendremos mejor disposición para pasar un mejor rato en familia".  Por esa razón, no se debe asociar el cumpllimiento de responsabilidades con el pago de dinero.  

Muchos padres se preguntan ¿cuánto dar de mesada? No hay una cantidad "determinada" de dinero que le "deba" dar a su hijo; esto va a depender de la edad del menor, sus necesidades y el poder económico de cada familia.  Es necesario también contemplar la periodicidad ¿quincenal?, ¿semanal?, ¿mensual?

También debe recordar que la cantidad de dinero debe ser la misma y ésta no debe estar supeditada a sus emociones (por ejemplo, hoy estoy feliz y te paso 5 euros, mañana estoy disgustado por algo que hiciste y no te paso nada).

Es importante recalcar que si el hijo gasta toda su mesada y se queda sin dinero antes de tiempo, no se le debe dar adelantos. Si se le acaba el dinero con mucha frecuencia, evalúe con él sus gastos y ayúdele a ver de qué forma puede hacer para mejorar la forma en que gasta.  No se le debe ofrecer de inmediato más dinero, es necesario darle la oportunidad de ver cómo puede solucionar su dilema, esta es una magnífica enseñanza.  Si gastó el dinero porque sí, deberá aprender que necesita hallar formas de que le dure un poco más. Recuerde que es un entrenamiento para la vida real y que en ésta, cuando se acaba, se acaba.

El niño requiere que se le dé la confianza de creer que podrá hacerlo solo. Si se equivoca o gasta de más, es necesario mostrarle sin sermonear qué debe hacer, ya que, después de todo, está aprendiendo.  Si usted enseña en vez de sermonear, establecerá una buena relación, pues el sermoneo sólo hará que el chico esté loco por recibir el dinero para írselo a gastar. 

Si hay hermanos y se dan préstamos entre ellos, es necesario asegurarse que se establezca esto como regla, de que se pague lo que se debe tan pronto llega la fecha de volver a pagar. 

Como todo lo demás en la educación de los hijos, los padres se deben comprometer. No deje que los demás o la calle enseñen a sus hijos las cosas que usted quiere que ellos aprendan en la vida. Como cuando se aprende a caminar: primero vamos con ellos de la mano, pero a medida que lo van haciendo por sí solos, nos quedamos cerca para apoyar, extendemos la mano para sostener, pero en algún momento les dejamos ir, siempre atentos.

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Nota

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