Los bajos tipos de interés de las cuentas corrientes atraen cada vez más a los pequeños inversores hacia el mercado de la Bolsa, donde se puede obtener una mayor rentabilidad para los ahorros.
En resumen, se trata de comprar acciones a bajo precio para venderlas más caras y así el desembolso inicial obtiene unos beneficios. Puede parecer fácil, pero hay que conocer algunos detalles para no correr riesgos innecesarios.
Para comprar y vender acciones hay que recurrir a los llamados intermediarios financieros. Pueden ser agencias o sociedades de valores, aunque lo más sencillo es dirigirse al banco de confianza y abrir una cuenta de valores.
Allí se encargarán de comprar y vender las acciones, según las órdenes que reciban por tu parte, aunque también puedes dejar a su criterio la gestión completa de tu cartera (así se denomina el paquete de acciones de la que serías propietaria). Lo malo es que las entidades bancarías suelen tener comisiones algo más elevadas que los otros intermediarios, pero es cierto que resultan mucho más accesibles para los pequeños inversores.
Cuánto dinero es necesario?
Las comisiones de gestión que cobran los intermediario son las que provocan que la mínima cantidad interesante para decidirse a invertir en Bolsa sea a partir de unos 10.000 euros. Después deberás explicar al intermediario financiero dónde quieres "depositar" tu dinero. Lo preferible es que, con su ayuda, busques las opciones más seguras y estables o las que hayan obtenido mayor rentabilidad en poco tiempo.
Para no tener problemas
Una buena dosis de prudencia es la mejor arma para invertir en Bolsa y obtener buenos beneficios. Es un negocio y, por lo tanto, lo que interesa es arriesgar lo mínimo posible y conseguir el máximo beneficio. Y, por supuesto, hay que seguir los consejos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que es el organismo oficial encargado de tutelar el buen funcionamiento de la Bolsa:
Invertir solo dinero ahorrado, nunca prestado. En realidad se debería invertir únicamente aquella parte de los ahorros que "sobre" y que en principio no se vaya a necesitar en un plazo de diez años.
Prudencia al comprar y al vender. Es básico seguir la evolución de lo invertido, pero si su valor baja de repente no hay que dejarse llevar por el pánico, ni ser avaricioso ante una subida.
Invertir a largo plazo. Cuanto más tiempo, más rentable será la operación y menos riesgo tendrás de perder dinero. Se suelen hacer inversiones de un mínimo de 5 anos o, mejor, de 10 años.
Diversificar. Lo ideal es comprar acciones de seis a doce entidades diferentes.
Confia en empresas conocidas. Con ellas, las probabilidades de éxito son mayores. Si forman parte de los grandes índices de referencia, como el Tbex 35 o el Nikkey, aún mejor.
No depositar todos los ahorros en acciones en la Bolsa. Se recomienda que una cartera de inversiones esté formada por un 75% de acciones y un 25% de renta fija. Esta es menos rentable, pero las probabilidades de pérdidas son mínimas.
Tu tienes la última palabra. Puedes determinar en que tipo de compañías no quieres tener dinero (bajo tu propio criterio ético) ya que aunque confíes en tu asesor, siempre serás tú quien tome la decisión final.
A mayor rentabilidad posible, mayor riesgo. Es decir, si arriesgas más, tienes también más posibilidades de ganar más dinero. No hay "duros a cuatro pesetas", y con esto queremos decirte que no te dejes engañar por aquellos que te prometan que te vas a hacer rico en cuatro días si pones tus ahorros en tal o cual empresa. Simplemente, te estarán engañando. Lo más aconsejable en cualquier caso, pues, es diversificar los ahorros comprando acciones de entre 6 y 12 empresas, y en cada una tener invertidos unos 1.500 euros, si es que son empresas españolas; o 2.000, si son extranjeras.
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